miércoles, 29 de abril de 2015

Estamos donde debemos estar


  Esta no es la primera vez que escribo del tema y estoy segura que tampoco será la última; estoy en los veintitantos, más cerca de los 30`s de lo que tal vez quisiera y por ende en esa etapa de la vida donde veo a mis amigas casarse, tener hijos y hasta divorciarse, tener grandiosos trabajos o tal vez no, pero estacionadas en la fase que se supone debo estar viviendo o en planes de vivir, pero ¿qué pasa si no tengo siquiera el novio que me llevará al matrimonio, futuros hijos y si las cosas no funcionan, un divorcio?

Es una pregunta que me hago seguido, pero también es una interrogante que respondo cada vez que la duda me invade: ``no es tu tiempo`` me respondo. No, no es mi tiempo aunque sienta el deseo de salir a caminar de la mano con alguien o el deseo que llega por ratos de tener una personita que me llame mamá, no es mi tiempo porque aún hay una relación importante que debo tener antes de aspirar o pretender abrir mis horizontes emocionales y dejar personas entrar, esa relación es conmigo misma.

Si consideramos la cantidad de personas que no se conocen a sí mismas, deberíamos tener una idea de cuán difícil puede ser tener todos tus sentimientos ubicados de tal forma que lo conozcas igual como sabes dónde buscar en casa la ropa blanca o la de color, ya sabrán el trabajo tan arduo que me espera para llegar a conocerme.

Pero, ¿Por qué si es un dolor de cabeza el destapar cajones dentro de mí y organizarlos lo quiero hacer? , ¿Por qué no dejar todo debajo del tapete y ponerle una mesa encima y tratar de creer que no está? Porque no puedo esperar alguien me quiera como soy sin yo saber realmente como soy, qué me atemoriza, me da alegría,  quiero ser o  quiero dejar atrás. No puedo pedirle a alguien que me de todo lo que tiene sin saber que realmente tengo yo para ofrecer, tengo ideas de quien soy o que doy, pero tal vez estoy equivocada y es tiempo de estar realmente segura.

No creo la gente que ya dio el paso de unir su vida, sueños y metas a la de alguien más estén mal, al contrario los felicito por cruzar la línea y arriesgarse. Es posible que ese sea su tiempo y sus condiciones y que me tocó simplemente estar en una frecuencia distinta a todos los que conozco.


Tuve meningitis cuando era pequeña, una vez se lo mencioné a una amiga y me dijo estaba viva por un propósito y ahora que lo pienso, tal vez mi propósito sea el conocerme, conocerse uno mismo, la piedra filosofal de las relaciones. Si sientes estas perdida, desubicada, no tengas miedo en reevaluar tu vida, de conocerte, tal vez esa sea tu Opus Magnum.

miércoles, 14 de enero de 2015

El arte masculino de no decir adiós

Es posible a todas nos haya pasado o nos vaya a pasar, al inicio pensaba sólo fue un hecho aislado que me ocurrió pero con el tiempo he notado es una situación desgraciadamente común y le puede pasar a cualquier mujer, sin importar edad o el tipo de relación que tenga, hablo de los hombres que terminan sin decir adiós.

Adiós, palabra compuesta de cinco letras que significa una infinidad de cosas dependiendo el contexto, pero que siempre será una despedida, despedida que sabremos qué tan definitiva es dependiendo de quién y cómo la de. ¿Pero qué pasa cuando la gente se va y no se despide?

Imagina estás en una fiesta y de repente empiezas a echar de menos a alguien que sabes estaba pero dejaste de ver, le preguntas a la primera persona que puede responder la pregunta y te das cuenta ya la persona en cuestión se marchó y no se despidió, lo ves como un acto descortés pero no te quita el sueño, al final no era tu fiesta y no tenía obligación contigo.

Pasa muy diferente cuando quien se va es tu compañero sexual o sentimental, ese con quien compartiste sueños, metas, deseos, canciones, tardes, noches y seamos sinceros, saliva, fluidos corporales y una cama. Es distinto porque en algún lugar del contrato que contrajeron sin firma ni papel había una cláusula que decía podía ser rescindido en cualquier momento siempre y cuando la otra parte fuera informada, no especifica dar explicaciones aunque no queda mal un ´´prescindimos de su servicio´´, tampoco hablamos de un pre aviso o una oportunidad para que se cambie de opinión, simplemente se exige el comunicar la decisión de no continuar.

Escucho a algunas quejarse de que su pareja – de sueños o cama- luego de un día perfecto desaparecieron en la faz de la tierra sin ningún tipo de explicación, haciendo que ellas –y hasta yo- recreemos conversaciones, gestos y todo lo que fuera necesario para buscar el momento o la palabra que lo motivó a desaparecer.

Seré sincera, también en esas conversaciones -a veces monólogos- mis amigas han expresado algo muy importante y que tal vez ellas mismas no se habían dado cuenta, no extrañan los dotes sexuales de Eros de sus compañeros (la mayoría no los tenía) o los momentos románticos con los susodichos, les molestaba el haber sido desechadas, utilizadas, era su ego herido hablando, nadie más.

He escrito tanto y aún no encuentro del porqué se van sin despedirse, algunos me han ayudado diciendo son pocos hombres, inmaduros o que se asustaron y todo esto suena a verdad, pero pienso no hay que tener un alto grado de madurez para cerrar si se abre, saludar si se llega, despedirse cuando se va.

Adiós, la palabra no dicha que nos deja en el purgatorio de la confusión, acompañándonos por días, meses o años dependiendo de la facilidad que tenga cada quien a vivir con puertas y ventanas abiertas, en lo personal no soy dada a dejar nada abierto, por lo que tarde o temprano regreso a la puerta, agradezco la experiencia, digo adiós y cierro.


PSD: Cuando reconoces el poco valor que tiene ese ser humano como hombre y reconoces en la cama no veías estrellas, todo se hace más fácil.